Fotoprotección en atención farmacéutica
Es indudable que nuestro organismo necesita el sol para su correcto funcionamiento. Una de sus principales contribuciones es la estimulación de la síntesis de vitamina D, necesaria para que el organismo absorba el calcio y los huesos se mantengan fuertes y sanos. Además, el sol aporta otra larga lista de beneficios diversos, entre ellos el propio bronceado, que actualmente se considera un canon de belleza en nuestra sociedad. Aun así, la exposición al sol conlleva ciertos riesgos, por lo que es preciso realizarla en su justa medida y siempre con la protección adecuada para evitar sus múltiples efectos perjudiciales.
Los riesgos asociados a una exposición prolongada y sin un factor de protección solar (SPF) idóneo son graves, y pueden provocar la aparición de eritemas, quemaduras de primer y segundo grados, cáncer de piel u otros desórdenes cutáneos, cataratas y otros trastornos de la vista, envejecimiento prematuro de la piel e inhibición del sistema inmunitario.
La educación sanitaria sobre la correcta protección solar y el adecuado empleo de los protectores solares son temas clave de salud. Instituciones como la OMS han insistido firmemente en la importancia de una aplicación correcta de los protectores solares para alcanzar la eficacia declarada en su SPF. Por otro lado, la Comisión Europea estableció unas recomendaciones relativas al etiquetado y publicidad que ayudan a proteger la salud del consumidor («Recomendaciones de la Unión Europea para el etiquetado de los protectores solares»).
El farmacéutico comunitario dispone de los conocimientos necesarios sobre fotoprotección y se encuentra muy cercano a la población, por lo que es una pieza clave en la divulgación y concienciación de la importancia de la protección solar y el empleo adecuado de los fotoprotectores en su entorno.
Aunque la piel dispone de mecanismos de defensa propios como la melanina, responsable de la pigmentación o bronceado, nuestra capacidad de protección es limitada, y sin el uso de protección externa adicional los rayos que emite el sol pueden causar daños irreversibles en nuestra piel.
Los rayos ultravioletas (UV) son capaces de invadir las células de la piel y de alterar procesos delicados que afectan a su crecimiento y apariencia. Ante la exposición solar se produce un proceso de reparación constante en cada una de las células expuestas, pero pueden llegar a producirse daños permanentes en la piel. Con el paso del tiempo se reduce la elasticidad y la piel puede arrugarse, con lo que se produce un envejecimiento cutáneo precoz. Pero lo más grave es que la exposición solar excesiva aumenta el riesgo de padecer cáncer de piel debido al daño genético que la luz UV puede llegar a provocar en el ADN celular, pudiendo producir tumores cancerosos.
Es fundamental, por tanto, recurrir a la protección externa que nos aportan los fotoprotectores mediante formulaciones que contienen filtros (físicos, químicos y/o biológicos) que actúan frente a los distintos tipos de radiación. Los filtros deben garantizar su seguridad (no tóxico, estable al calor...), su eficacia (activo en la zona de radiación dañina) y su versatilidad (que no manche y sea cosméticamente agradable).
Tipos de radiaciones solares
La capa de ozono actúa como un filtro natural presente en la atmósfera, gracias a la cual solo dos terceras partes de la radiación que emiten los rayos solares llegan a la Tierra. Los tipos de radiación que llegan hasta nosotros son la UVA y la UVB, los rayos visibles que contienen la luz azul que también transmiten las pantallas de nuestros dispositivos portátiles y los rayos IR-A (infrarrojos). A continuación, se explica cómo actúa cada uno de ellos:
- Radiación UVB. Actúa sobre nuestra piel al nivel más superficial, provocando eritema y lesiones directas en nuestro ADN, y llegando incluso a desencadenar cáncer de piel. En los etiquetados de los fotoprotectores figura bajo las siglas SPF, que se refieren al bloqueo de la radiación UVB.
- Radiación UVA. Penetra más que la UVB, actuando en la epidermis y en la dermis sobre nuestras células de sostén y causando fotoenvejecimiento. En los etiquetados se representa en un círculo alrededor de UVA, que informa de que cubre el mínimo de radiación UVA establecido (al menos un tercio del SPF frente al UVB).
- Radiación visible. Es más penetrante que la UVA y la responsable de las manchas y pigmentaciones producidas a lo largo del tiempo. En el mercado existe una oferta importante de fotoprotectores que incorporan formulaciones enfocadas a tratamientos de correcciones de manchas.
- Radiación IR. Es la radiación más penetrante de todas y la que produce la sensación de calor. Sus efectos nocivos se combaten con filtros físicos.
Índice Ultravioleta Solar Mundial
Según la definición de la OMS, el índice UV (IUV) solar mundial «es una medida sencilla de la intensidad de la radiación UV en la superficie terrestre y un indicador de su capacidad de producir lesiones cutáneas». Esta simple medida permite concienciar y advertir a la población de las necesarias medidas de protección cuando se exponen a la radiación UV.
Este índice puede encontrarse actualizado a diario en varias páginas web (con mediciones a tiempo real), como la de la Agencia Estatal de Meteorología (http://www.aemet.es).
En la tabla 1 se muestran las distintas categorías de exposición en función de los diferentes valores del índice ultravioleta.
Cada usuario deberá seleccionar el sistema de protección solar adecuado en función del IUV, de su fototipo, de su edad y de otros factores que puedan influir (tabla 2).
Etiquetado de los productos solares y su interpretación
Diversos estudios ponen de manifiesto que muchos consumidores no saben interpretar correctamente el etiquetado de los fotoprotectores en su totalidad. Esta situación impide que un porcentaje elevado de los consumidores apliquen las medidas de protección solar idóneas.
Los fotoprotectores deben ofrecer un grado mínimo de protección frente a ambas radiaciones, la UVB y la UVA. En su etiquetado figurará la eficacia de la protección frente a la radiación UVB por categorías: «baja», «media», «alta» y «muy alta», así como su SPF.
Las categorías y el factor recomendado que deben incluir las etiquetas se muestran en la tabla 3.
El SPF indica el tiempo de protección solar que tenemos ante la exposición a los rayos solares.
Por otro lado, es importante trasladar a los usuarios la explicación del símbolo del PAO (periodo o caducidad del protector solar después de abierto). Los que lleven más de 12 meses abiertos deben desecharse, ya que sus filtros se degradan con las altas temperaturas y tras el contacto del producto con el aire. Por tanto, nunca deben emplearse productos que hayan estado mal conservados o ya hayan caducado.
Recomendaciones para protegerse del sol
- Limitar al mínimo la exposición solar durante los meses estivales desde las 12:00 hasta las 16:00 horas. En esta franja horaria el sol es más dañino.
- Emplear sombrero y prendas de tejidos frescos que cubran toda la superficie del cuerpo cuando estemos expuestos al sol.
- Es esencial proteger los ojos de los rayos UV con gafas de sol homologadas (también los días nublados).
- Siempre deben emplearse protectores solares con un SPF de 15 o más.
- Aplicar un protector solar en cantidades generosas al menos 30 minutos antes de cada exposición al sol, y repetir la aplicación de forma frecuente al menos cada 2 horas o después de un baño o de haber sudado en exceso, sin descuidar zonas como orejas, nariz, calva y pies.
- Hay que tener en cuenta que no todas las mascarillas protegen frente a todos los tipos de radiación; por ello es conveniente emplear protección solar también en la piel cubierta por la mascarilla.
- A grandes altitudes (como en la práctica del esquí o el montañismo) es fundamental el empleo de protectores solares, ya que el riesgo de quemaduras aumenta. La nieve, la arena y el agua pueden reflejar en la piel más de la mitad de los rayos solares, por ello en estos medios todavía es más importante una adecuada protección solar.
- Los días nublados también requieren la aplicación de protector solar. Incluso en la sombra, la piel requiere protección solar.
- En grupos de riesgo, como son las personas que trabajan al aire libre o aquellas con la piel muy clara o que hayan padecido cáncer de piel, el uso de protector solar debe ser diario.
- Es importante tener en cuenta la posible fotosensibilidad que producen ciertos medicamentos y cosméticos; por ello es clave preguntar al cliente si está tomando alguna sustancia que pudiese provocar este tipo de reacciones.
- Ante la aparición de una reacción alérgica a un producto solar concreto, es conveniente cambiar de producto y buscar el adecuado para cada piel.
- El bronceado en interiores mediante cabina UV puede causar quemaduras y envejecimiento prematuro, además de aumentar el riesgo de cáncer de piel.
- Los bebés menores de 6 meses no deben exponerse al sol ya que tienen una piel mucho más vulnerable. A partir de esa edad, pueden usar protectores solares adecuados a su tipo de piel y exponerse de manera limitada y con moderación.
- El daño producido por el sol se genera en cada exposición y se acumula durante toda la vida; por ello es primordial concienciar a los niños desde edades tempranas de la importancia de protegerse del sol.
- Para que un fotoprotector realice adecuadamente su función debe fijarse bien sobre la piel, y por tanto ha de aplicarse antes de usar maquillajes, polvos correctores o colorete. Las cremas o lociones hidratantes pueden interactuar con los filtros y disminuir su eficacia y/o generar alergias. Es conveniente distanciar al menos 15 minutos la aplicación de la crema de la del protector.
- La aplicación conjunta de soluciones hidroalcohólicas y cremas solares está contraindicada.
- Es recomendable mantener una dieta rica en frutas y verduras que ayude a prevenir el daño solar desde el interior, y aportar al organismo una adecuada hidratación.
Desde la farmacia comunitaria debemos recordar la importancia de una adecuada protección solar para mantener la salud de la piel. Dada su cercanía y proximidad, el farmacéutico es el profesional sanitario mejor posicionado para ofrecer consejo sobre la selección del fotoprotector más adecuado y su método de aplicación, sobre la protección solar infantil y sobre las medidas generales para la exposición al sol.
Bibliografía
Centelles P. Fotoprotección. Novedades. Elsevier. Farmacia profesional. 2001; 15(6): 77-85. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-fotoproteccion-novedades-13015467
Garrote A, Bonet R. Consejo farmacéutico sobre fotoprotección. Elsevier. Offarm. 2002; 21(5): 78-84. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-consejo-farmaceutico-sobre-fotoproteccion-13031736
Recomendación de la Comisión de 22 de septiembre de 2006 relativa a la eficacia de los productos de protección solar y a las declaraciones sobre los mismos. Diario Oficial de la Unión Europea (2006/647/CE). Disponible en: https://www.aemps.gob.es/cosmeticos-cuidado-personal/docs/recomendacion_pSolares_sept06.pdf?x98091
Páginas web de interés
https://www.portalfarma.com
https://cancerdepiel.org
https://who.it