La industria textil, un motor económico
El sector textil es, sin lugar a duda, uno de los motores de la economía mundial. En la última década, los ingresos derivados de la venta de prendas de vestir han aumentado un 24 %. Y la previsión es que este porcentaje siga creciendo.
En el plano del comercio internacional, la industria textil es también tremendamente activa. Los datos de la Organización Mundial del Comercio constatan que las importaciones y exportaciones en este ámbito generan cientos de miles de millones de dólares cada año.
En este sentido, destacan países con un reconocido poder productivo. Es el caso de China, con exportaciones que ascienden a los 142 000 millones de dólares. Pero también otros como Vietnam o India, con exportaciones por valor de 28 000 y 13 000 millones de dólares respectivamente.
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Otra variable a tener en cuenta, es la proliferación del mercado de moda de segunda mano. Plataformas como Vinted o Thrift+, con presencia en multitud de países y millones de usuarios, han facilitado el éxito de este modelo de negocio. Tanto es así que, según datos de ThredUp, el mercado de ropa de segunda mano ha crecido más rápido que el de la ropa de nueva fabricación.
Sin embargo, ni este éxito ni la aparente concienciación de la generación Z en torno a la incidencia medioambiental de las manufacturas textiles han afectado a los modelos de producción tradicional. Tanto es así que la fabricación de fibras textiles que abastece a las empresas del sector se ha visto duplicada en los últimos años.
Cambios en los patrones de compra
A la vista de todo lo anterior, resulta evidente que la textil es una industria saneada y en expansión. Por tanto, la reducción de puntos de venta del grupo textil Inditex no se debe a un retroceso en el sector. La razón detrás de este ajuste en las redes comerciales físicas responde, en gran medida, a cambios en los patrones de consumo ocasionados por la digitalización de la sociedad actual.
En los últimos años, los ingresos generados través de los canales de venta físicos han decrecido prácticamente en la misma proporción que han aumentado los generados por las ventas vía web.
En 2017, los ingresos por ventas online suponían el 20 % de las ventas de moda a nivel mundial y el 80 % restante correspondía a ventas en tiendas físicas. En la actualidad, las ventas en línea ascienden al 35 %, mientras que las ventas en tiendas convencionales suponen el 65 %.
Las empresas del ámbito textil, lejos de ignorar esta situación, han pasado a la acción. Así, Inditex y otros grandes grupos del sector están comenzando a reconsiderar sus estrategias de distribución comercial.
Efectos en la red comercial
En 2017, Inditex contaba con 7 475 puntos de venta en todo el mundo. En 2018, el grupo alcazaba su máximo con 7 490 tiendas. En 2019 la cifra bajaba a 7 469, descendiendo en 2020 hasta los 6 829. En el año 2021, Inditex contaba con 6 477 puntos de venta físicos, prácticamente mil tiendas menos que cinco años atrás.
La revisión de estos datos por zonas geográficas revela la misma tendencia. Entre 2017 y 2021 Inditex cerro el 11 % de sus tiendas en Europa. En el continente americano, el grupo clausuró el 6 % de sus puntos de venta. Pero la fluctuación más drástica se observó en el mercado asiático y el resto del mundo, con el cierre del 22 % de sus tiendas físicas.
En este mismo periodo (2017-2021) las ventas web del grupo Inditex aumentaron prácticamente un 200 %, pasando de 2 530 a 7 500 millones de euros.
Los gastos de mantenimiento de un punto de venta tienen un peso importante en la estructura de costes fijos de la empresa. Estos incluyen desde el coste del inmueble, a los suministros básicos y los gastos de personal. Con ello, en un momento en el que las ventas en línea crecen de manera imparable, las empresas del sector de la moda deben reflexionar sobre la necesidad de mantener, o no, ciertos puntos de venta.
Esto ha llevado a Inditex a rediseñar su estrategia de distribución comercial. Así, el grupo ha cerrado muchas de sus tiendas físicas en todo el mundo para hacer una apuesta firme por las ventas a través de internet.
El actual giro de los patrones de consumo hacia las compras online no supone, en ningún caso, la eliminación masiva de las tiendas tradicionales, pero obliga a las multinacionales del sector textil a ajustar su red comercial, optimizando el número de puntos de venta.